“Nos enfrentamos habitualmente a las obras no como momentos personificados de nuestra existencia sino como momentos de algún modo separados de nosotros, que no forman parte, de manera inmediata, de nuestra existencia. La forma de aparición de las obras está condicionada entre otras cosas por el espacio que la hace posible, las salas. Las salas determinan el contenido a la vez que prefiguran las formas.
El cine tiene como condición de su presentación, de su aparición, estructuras e instituciones que contradicen el supuesto contenido de las películas. Esta contradicción se hace más fuerte frente al fenómeno de que las salas son absorbidas cada vez más rápido por espacios de consumo masivo, o desaparecen.
Un viajero aparece en el mundo bajo una forma que produce un distanciamiento en la audiencia en relación a una película de salas. No trata de presentar una experiencia sensorial ni un experimento cromo acústico, sino de explorar la relación que hay entre nosotros y el mundo y el mundo en nosotros. Este mundo en nosotros es la relación de condición que el mundo ejerece por y en el tipo de experiencia que propone e impone. Las relaciones recíprocas de hechos y tiempos superpuestos y simultáneos que se presentan a nuestra experiencia.”